sábado, 2 de junio de 2012

Primera guerra mundial

“Sin embargo concedemos a todos los miembros de nuestra iglesia absoluta libertad de servir a su patria en todo tiempo y en todo lugar de acuerdo a lo que dicten sus convicciones personales de conciencia” (adventists in time of war pág. 347)

Cuando el Archiduque Fernando fue abatido por la bala de un asesino en 1914, Europa explotó como un verdadero barril de pólvora. Durante la noche, los ejércitos se pusieron en marcha y luego se emboscaron en mortal conflicto, probando su poderío militar.
La oficina principal de la División Europea de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Hamburgo, Alemania, se enfrentó a un dilema. Las convicciones religiosas de aquellos, concienzudamente opuestos al servicio militar, chocaban frontalmente con las exigencias del reclutamiento militar. No había ajuste de ningún tipo para los Cristianos que guardan los mandamientos. En 1914, nuestros muchachos Adventistas en Europa fueron expuestos a elegir entre responder a la llamada de su país, que implicaba desobediencia a Dios, o ingresar en el presidio militar y, posiblemente, enfrentarse al pelotón de fusilamiento.
Mientras la guerra bramaba en Europa, el Señor puso a Ellen White a descansar, el 16 de julio de 1915. Si Ellen White hubiera estado viva durante la guerra, la iglesia podría haberse beneficiado de sus consejos. Uno puede trazar un paralelismo entre Ellen G. White y el profeta Samuel: ambos murieron en un tiempo cuando el pueblo de Dios atravesaba una severa crisis. Se sufrió una gran pérdida cuando los profetas nunca más comunicaron mensajes del cielo a la iglesia.
Dios llamó al descanso a su anciano siervo precisamente cuando la nación estaba agobiada por luchas internas, y parecía más necesario que nunca el consejo sereno y piadoso de Samuel. 

SUMISION AL GOBIERNO

Durante la 1ª Guerra Mundial (1914-1918), tuvo lugar una prueba extremadamente crítica que confrontó a la iglesia. En Europa, el evento tuvo una clara definición. A todas las iglesias, incluyendo la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se les requirió apoyar la causa de la guerra o sufrir persecución bajo la amenaza de perder propiedades e, incluso, la vida. ¿Qué posición tomó la dirección Adventista? El siguiente documento muestra que los principios originales de no-participación en el servicio militar fueron abandonados.
Dresden, 5 de marzo de 1915
Al Comandante General del 7º Cuerpo del Ejército en Dresden:
Relativo al nº 856, 111 del 22 de febrero de 1915, que prohibía la celebración de reuniones Adventistas en Dresden, permita a los abajo firmantes dar la siguiente explicación.
Durante algunos años, los abajo firmantes han manifestado claramente ante Oficiales Militares, oralmente y por escrito, que el Servicio Militar en Sábado (Sabbath), en tiempo de paz, siempre permaneció como un asunto de conciencia individual.
No obstante, ante la declaración de la guerra, los dirigentes de la organización Adventista en Alemania, de propio acuerdo, aconsejaron a todos sus miembros que prestaban el servicio militar en todo el país, bajo las apremiantes circunstancias y necesidad de la patria, que cumplieran su deber que les es requerido como ciudadanos, de acuerdo a las Escrituras, y diligentemente hicieran en Sábado (Sabbath) lo que otros combatientes hacen en domingo. Como prueba, permita que esta copia adjunta del documento sirva al altamente estimado Ministro Prusiano de Guerra, escrita el 6 de agosto de 1914. Esta posición, tomada años atrás, es avalada por las firmas que siguen:
Por la oficina principal de la División Europea, Hamburgo,
(firmado) L. R. Conradi, Presidente
Por la oficina principal de la Unión de Alemania Oriental, Berlín,
(firmado) H. F. Schuberth, Presidente
Por la oficina principal Sajona, Chemnitz,
(firmado) Paul Drinhaus, Presidente.
Los dirigentes espirituales en Europa realmente instruyeron a los miembros para que fueran y lucharan en batalla abierta como otros soldados. Cuán trágico, pero real --realmente sucedió como atestiguan los siguientes registros:
Cuando el misionero Badant fue a Madagascar el 18 de abril de 1914, tuvo una cita con varios eminentes oficiales franceses. Hallaron que algunos jóvenes Adventistas franceses rehusaban cumplir su deber en Sábado. Pero se alegraron de entender la cuestión cuando ésta les fue mostrada con claridad por uno de nuestros misioneros. El misionero Badant dijo entonces: Cuando se da el mensaje sobre la guerra, nuestros muchachos prestan su servicio, y también en el día de Sábado.
Nosotros, la Conferencia de los Adventistas del Séptimo Día rumanos, hacemos saber el punto de vista bíblico de que el servicio militar y el llamado a portar armas es un deber prescrito por el Estado, a quien Dios ha otorgado legítima autoridad, según 1 Pedro 2:13,14 y Romanos 13:4,5. Esta misma postura fue también asumida por el Comité de la Conferencia General durante su reunión de noviembre, en 1915; así que, en este asunto, los distintos países del mundo tienen completa libertad para continuar, por sí mismos, afrontando estos requerimientos legales tal como han hecho hasta ahora .... Dios no quiere que nos opongamos al gobierno, porque sería malo para nosotros. Por consiguiente, debemos hacer lo posible por cumplir todas las obligaciones que el gobierno nos asigna. De igual manera que recibimos privilegios del gobierno, también debemos llevar a cabo los deberes que el gobierno nos impone. El servicio militar es uno de estos deberes, ya que, en ocasiones, el gobierno estima necesario entrar en guerra. 
De manera particular, la Iglesia de Dios hoy debería acordarse de nuestros hermanos europeos que ahora sufren penalidad. Algunos han sido compelidos a participar del servicio militar activo; su vida está permanentemente amenazada, y están expuestos a la privación y el peligro. Las familias han quedado separadas. Aquellos que quedaron en casa están inquietos, con temor por los que han marchado al frente. Los empleados de alguna de nuestras conferencias e iglesias han sido obligados a abandonar sus cargos y asumir los colores nacionales .... Sobre qué deberían hacer nuestros hermanos europeos bajo estas penosas circunstancias, únicamente ellos solos, en oración a Dios, pueden decidir. 
Miles de hombres Adventistas fueron soldados, y cientos perdieron su vida en los campos de batalla. La apostasía fue, por tanto, general de un extremo a otro del continente europeo. De hecho, involucró a todas las naciones en guerra e, incluso, a algunos países neutrales.
Los dirigentes de la iglesia en Europa no fueron los únicos en poner a un lado los principios fundamentales dados por Dios. Esta nueva postura recibió la aprobación de la Conferencia General en Washington, D. C. . Eran bien sabedores de la posición combatiente tomada por los hermanos europeos durante la guerra. He aquí una evidencia más que prueba que la Conferencia General respaldó las decisiones de los dirigentes espirituales en Europa:
El Comité de la Conferencia de la Unión alemana toma la posición de que, en lo que concierne a portar armas o a deberes militares, es una obligación civil a la que los gobiernos sancionados por Dios están autorizados, según 1 Pedro 2:13,14 y Romanos 13:3-5. Esta posición fue también tomada por el Comité de la Conferencia General en noviembre de 1915, durante una reunión.