sábado, 2 de junio de 2012

Guerra Civil en USA

DEFENDIENDO LA POSICION ORIGINAL (1861 - 1865) 

En ninguna de nuestras publicaciones de la iglesia hemos defendido o animado la practica de portar armas; y cuando hemos sido sorteados para el servicio militar, en lugar de violar nuestros principios hemos preferido pagar y ayudarnos unos a otros en el pago de los $300 dollares; dinero y exención.” (adventists in time of war pág. 58)

Estamos a renunciar a toda participación en los actos de guerra y matanza, siendo que son incompatibles con los deberes señalados por nuestro divino maestro para con nuestros enemigos y con toda la humanidad” (review and Herald, 20-05-1865)

La verdadera causa de la Guerra Civil fue camuflada por ambos, Sur y Norte. Nunca gustaron admitir que la suerte del esclavo Negro era la razón subyacente por la que combatieron; incluso hoy en día no hay quien niegue que ésta fue la base latente que finalmente estalló en dicho conflicto; y, ciertamente, el resultado más significativo fue la abolición de la esclavitud. La primera vez que el pueblo Adventista, como cuerpo organizado, tuvo que hacer frente al tema de la guerra, y su propia relación con dicho asunto, fue ante la declaración de la Guerra Civil en E.E.U.U.
Al arranque de la guerra, el problema del reclutamiento de hombres para el ejército fue insignificante, porque el ejército estaba configurado estrictamente mediante voluntarios. A medida que la guerra proseguía y había gran pérdida de vidas humanas, el gobierno instituyó un sistema de incorporación a filas. Dicha nueva ley, emitida el 24 de febrero de 1864, permitía tres opciones a aquellos que pertenecían a una congregación religiosa. Las opciones eran: (1) servicio en hospital, (2) cuidado de los libertos, y (3) el pago de 300 dólares. He aquí la redacción misma de esta ley:
Ley del Congreso, 24 de febrero de 1864, Sec. 17: Y sea además decretado que los miembros de congregaciones religiosas, que declaren bajo juramento o afirmación que son escrupulosamente opuestos a portar armas, y a quienes se prohibe hacerlo mediante las normas y artículos de fe y práctica de dichas congregaciones religiosas, serán considerados no-combatientes al ser incorporados al servicio militar, y serán asignados por el Ministro de la Guerra a servir en los hospitales, o al cuidado de los libertos, o a pagar la cantidad de trescientos dólares a las personas que el Ministro de la Guerra designare como receptores, para ser aplicado al beneficio de los soldados enfermos y heridos: ...

POSICIÓN DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA DURANTE
LA GUERRA CIVIL AMERICANA

Durante la Guerra Civil, aquellos que reivindicaron la exención del reclutamiento mediante el pago de 300 dólares al gobierno fueron llamados no-combatientes. El historiador Peter Brock establece en sus escritos que aquellos individuos que quedaron exentos del servicio militar en 1864 serían ahora considerados objetores de conciencia. Por favor, retén en tu mente este importante pensamiento.
Aunque la membresía en una iglesia de paz, como hemos visto, no era un requerimiento de la ley de marzo de 1863, la ley de febrero de 1864 requería tal membresía de los solicitantes como requisito para la exención como objetores de conciencia .... Pero en el Congreso, el 4 de julio, se aprobó una enmienda que, aunque no alteraba en modo alguno las medidas tomadas en febrero para los objetores de conciencia, abolió el privilegio general de eludir el servicio militar a través de trueque. (61)
Tras haber ofrecido el gobierno tres opciones, ¿qué decisión oficial fue tomada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
En ninguna de nuestras publicaciones oficiales hemos defendido o alentado la práctica de portar armas; y, en caso de reclutamiento, lejos de violar nuestros principios, nos hemos resignado a pagar, y ayudado unos a otros en el pago, la cantidad de 300 dólares como trueque. (62)
Resumiendo esta declaración, no deja sombra de duda que los Adventistas del Séptimo Día, como congregación, se adhirieron sólidamente a una posición de objeción de conciencia respecto a cualquier cosa referente a la guerra y al servicio militar. El citado documento fue firmado el 2 de agosto de 1864 por tres integrantes del Comité Ejecutivo de la Conferencia General. Fue enviado a Austin Blair, gobernador de Michigan.
La siguiente decisión fue tomada por la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día, en su sesión plenaria, el 17 de mayo de 1865, en Battle Creek, Michigan:
... estamos obligados a declinar toda participación en actos de guerra y derramamiento de sangre, por ser incompatible con los servicios que nos encomendó realizar nuestro Divino Maestro hacia nuestros enemigos y hacia todo el género humano. (63)
La Iglesia Adventista tomó la posición de objetora de conciencia. Esto está claro. Me gustaría enfatizar las palabras estamos obligados a declinar toda participación en actos de guerra. En 1863, el Señor dio instrucción especial a Su mensajera, Ellen G. White, respecto al servicio militar.
He aquí lo que le fue revelado en visión:
Me fue mostrado que el pueblo de Dios, que es Su peculiar tesoro, no puede alistarse en esta confusa guerra, porque esto se contrapone a todo principio de su fe. En el ejército no se puede obedecer a la verdad y, al mismo tiempo, obedecer a los requerimientos de sus oficiales. Habría una violación continua de la conciencia. (64)

MÉDICOS EN EL EJÉRCITO DE LOS E.E.U.U.

Un Cristiano no puede estar en el ejército, bajo ninguna función. Los pioneros Adventistas permanecieron fuera del ejército, donde los soldados son instruidos en el odio hacia sus enemigos en vez de amarlos. Dios quiere que Sus hijos preserven la vida humana, no que la destruyan. Incluso ser médico en el ejército va contra la voluntad de Dios. Es cierto que los médicos a veces salvan vidas y alivian el sufrimiento, pero el objetivo primario del médico es ayudar en el esfuerzo de la guerra. El Manual de Campo del Ejército de los Estados Unidos da una descripción precisa del papel y obligaciones del cuerpo médico:
El Servicio Médico del Ejército es un servicio de apoyo a los elementos de combate del Ejército, con el principal cometido del mantenimiento de la salud y la eficiencia de lucha de las tropas .... Cuanto mayor sea el adelanto en el tratamiento de los pacientes con trastorno emocional, mayores son las posibilidades de retornarlos con éxito al combate.
La misión del servicio médico en un teatro de operaciones es conservar la mano de obra por encomienda, y hacer provisión de supervisión técnica en la implementación de medidas para la salvaguardia de la salud de las tropas, cuidado médico efectivo, y pronta vuelta al servicio; y contribuir directamente al esfuerzo militar mediante la provisión de tratamiento médico y rápida, ordenada evacuación de los enfermos y heridos. (65)
Así que, como ves, según el Manual de Campo del Ejército, el médico contribuye directamente al empeño militar. Desde que ya no estamos bajo una teocracia, el Señor no quiere que participemos en actos de guerra. Recuerda lo que escribió la Hermana White: En el ejército no se puede obedecer a la verdad y, al mismo tiempo, obedecer a los requerimientos de sus oficiales ...
A la vista de estos hechos obvios, ¿qué enérgica recomendación realiza la Iglesia Adventista del Séptimo Día a sus miembros para el tiempo de guerra?
Encontramos la respuesta en una publicación Adventista que describe las obligaciones de los no-combatientes en tiempo de guerra:
Ayudarán a alimentar y vestir al Ejército; asistir en el cuidado de los enfermos y heridos; ayudar a enterrar a los muertos; auxiliar en el transporte de los hombres, comida, ropa, etc. Construirán los campamentos: yendo a los campos, minas, y fábricas, a la orden del gobierno. Ayudarán a fortificar posiciones y, por otra parte, proteger la vida humana. (66)
El papel del no-combatiente es contribuir directamente en la guerra y ayudar a su país a ganar batallas.
Incluso aunque la Iglesia Adventista en los Estados Unidos está registrada ante el gobierno como no-combatiente, los miembros tienen libertad para servir en lo militar desarrollando cualquier función que elijan. Mientras lo precedente es la posición de los Adventistas del Séptimo Día como congregación en los Estados Unidos, la iglesia no pretende dictar a sus miembros individualmente, sino que cada persona debe establecerse sobre sus propias convicciones de conciencia (67).
Ellen White expone con claridad que un libre albedrío, que otorga libertad a las personas para transgredir los mandamientos de Dios, simplemente no existe, y advierte contra tal falsa prerrogativa.